Recuerdo los cassetes de Camela expuestos en esos bares de carretera donde aún se podía fumar. Crecí jugando
al escondite y picando a los timbres de las vecinas.
Fui socia del Club Super 3. He vivido siempre en el mismo pueblo y me sigo viendo con la misma gente. Con seis años quería ser granjera y cuidar animales hasta su vejez.
Me monté un restaurante. Sueño con vivir tranquilamente
en un sitio escuchando los pajaritos cantar y mientras tanto busco cosas que hacer.
